martes, 21 de diciembre de 2010
INSOMNIO
Últimamente, cada noche,
descansa en una silla el insomnio.
Llega puntual, elegante,
con su eterna cara trasnochada.
Le preceden sucios sueños,
violentos, oscuros, cargantes,
en los que me enfrento a tipos que me irritan,
que están de moda, arrogantes,
dicen ser canallas, pero en realidad son cobardes.
Abrazado a ese insomnio escribo,
bueno, no escribo,
en realidad solo pienso.
Me visita el pasado,
que siempre termina siendo hoy,
y se empeña en parecerse a mañana.
Reconozco agotadora esa visita pesada,
y siempre termino armando fiestas,
en la que todos hablan.
La resaca de mi sueño habla dulce, avergonzada,
el pasado habla fuerte, confiado,
el futuro habla lento, como un sabio,
pero en realidad no sabe nada.
El presente, siempre atento,
se encarga de que no falte de nada.
Y cuando la noche pasa,
y entra luz por las rendijas,
se va calmando la fiesta y llega una mujer; muy bella.
La que me cierra los ojos,
y me acaricia con firmeza,
despide a todos los presentes con su mejor sonrisa puesta.
Nos quedamos solos, y seguimos nuestra fiesta,
con cariño, con destreza, sin tapujos,
con la imaginación abierta.
Después marcha sigilosa, se va desvaneciendo,
y continúan los ojos cerrados, satisfechos.
A partir de ese momento, todo el cerebro se apaga,
miento, no todo, queda una parte encendida,
con brillos como de luces blancas,
que repite de forma intermitente,
El insomnio…, es una hermosa mujer,
el insomnio, o mejor dicho, mi insomnio, claro
no es insomnio,
es una maravillosa vigilia.
(origen de la imagen: internet)
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