Una mañana de un día 6 de Junio me desperté con una palabra en la cabeza que no se me iba. Sáhara. Acompañando esa palabra vinieron otras como alambradas , represión, silencio, referéndum…., con todo eso y la calima que hacía días nos acompañaba, serví de receptor para transformar todo ese pensamiento en canción. El problema del Sáhara y su gente, a grades rasgos, es fruto de la espantada de los españoles y la desvergüenza de Marruecos por ocupar un territorio que no le corresponde , sometiendo a los ciudadanos saharauis en la parte ocupada a la represión que supone no dejarles hablar, no preguntarles de dónde quieren ser, no acceder a permitir un referéndum que les permita recuperar su soberanía sobre un terreno que siempre fue de ellos. La parte liberada del Sáhara está formada por ciudades que son campamentos de refugiados, con todo el drama humano que eso implica. La ONU, los Gobiernos europeos y el Gobierno español no hacen más que mirar para otros lados y no reconocer su deuda histórica, bailando así el son que dicta Marruecos, país que tiene la llave de Europa, el beneplácito de los USA y ricas minas y recursos naturales robados a golpe de fusil a un pueblo que sigue sufriendo.
Los días de calima (polvo en suspensión en la atmósfera, llamado también siroco, que es la arena del Sáhara, llega al archipiélago canario por los fuertes vientos del sur), en los que respirar cuesta, arden los ojos y se seca la garganta, son los días que más me acuerdo del pueblo saharaui, porque “…con la calima, el siroco, llegan también los lamentos de un pueblo, el Pueblo Saharaui…”.
Los días de calima (polvo en suspensión en la atmósfera, llamado también siroco, que es la arena del Sáhara, llega al archipiélago canario por los fuertes vientos del sur), en los que respirar cuesta, arden los ojos y se seca la garganta, son los días que más me acuerdo del pueblo saharaui, porque “…con la calima, el siroco, llegan también los lamentos de un pueblo, el Pueblo Saharaui…”.